Los siguientes son algunos de los artículos publicados en señal de denuncia por la situación del Departamento.
MUERTES POR DESNUTRICIÓN EN EL CHOCÓ
por OBSAN: OBSERVATORIO DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA – OBSAN
En un país que tiene como bandera “teórica” el respeto a los derechos de sus habitantes, que asume con bombos y platillos una política nacional de la primera infancia y con inversiones importantes en el tema de alimentación y Nutrición, es inaudito que estemos observando impertérritos como mueren niños y niñas de desnutrición por hambre.
El hambre es una situación intolerable para cualquier ser humano y en especial para los niños y niñas y si Colombia ha asumido cumplir los derechos fundamentales de sus habitantes, la vulneración del derecho a la alimentación es responsabilidad directa del Gobierno Nacional, sea cual sea su causa.
Con esto no queremos decir que la responsabilidad directa no la tiene la gobernación del Chocó, sino que, el gobierno nacional no puede culpar a esta entidad sin asumir su propia responsabilidad, ya que en la Cumbre de Gobernadores por la infancia, el gobernador del Chocó fue claro al mencionar que este departamento no cuenta con grandes recursos propios y que las transferencias del gobierno no eran suficientes para asumir su responsabilidad en la disminución de la mortalidad infantil.
En un país donde mas de la mitad de los niños menores de 5 años vive en condiciones de pobreza y la mortalidad infantil llega a cifras de hasta 25 por mil niños como reconoce el mismo Ministerio de la Protección Social , no podemos pensar que el problema es aislado y que es el Chocó porque “siempre” es Chocó, lo que está pasando en este departamento refleja también lo que está pasando en todas la regiones donde se concentra la pobreza en el país.
En un departamento como el Chocó con casi el 100% de su población en pobreza, es evidente este problema, hasta ahora oculto en otros territorios de la nación, porque se ubica entre la población más pobre y vulnerable, que conforma los anillos periféricos de las ciudades y en las zonas rurales.
El Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional en la pasada Cátedra Manuel Ancizar de la Universidad Nacional , cuyo tema fue los Derechos de los Niños , mostró como el problema de la región pacífica de Colombia incluye no solo Chocó sino cuatro departamentos mas, los cuales aportan zonas igualmente pobres, con índices de desarrollo inferiores en muchos casos a los de países del África Subsahariana o Haití, con niveles de pobreza que harían preocupar a cualquier sociedad, con cifras de desnutrición que duplican y triplican el promedio nacional y superan con creces otras regiones del país.
No fue gratuito mostrar a la región pacífica en dicho análisis, como región del país donde se concentra la inequidad y donde la situación de pobreza y desnutrición es persistente a pesar de que son datos que solo muestran los promedios de la región, y por ende se planteaba la necesidad de lanzar una emergencia nacional, sin embargo, la apreciación de representantes de las entidades del gobierno fue considerar las posiciones de la academia y en particular del OBSAN, como incendiarias e irresponsables.
Y fuimos también irresponsables, cuando en el mes de Octubre en el marco de las celebración del Día de la Alimentación no nos sumamos a ella, sino que planteamos en un informe para UN-noticias que no era posible que se hicieran tan lánguidas acciones frente a las cifras reveladas por la ENSIN (Encuesta Nacional de Situación Nutricional- 2005, publicada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF - en 2006) que pudiéramos dormir tranquilos sabiendo que mas del 50% de las familias poblaciones rurales y pobres de este país, declaran que uno de sus niños se acuesta con hambre y de cómo se olvidan, las dramáticas cifras de las evaluaciones nutricionales producto de serios estudios realizados en desplazados, donde se documentan cifras hasta del 23% de desnutrición aguda y mas, y se llega al punto de que entidades internacionales financiadoras argumentaran problemas de método, al no dar crédito a la dimensión del problema…. ¡!
Era necesario entonces que murieran niños por causa de la desnutrición para que estas alertas se tomaran en serio? Quiénes son los irresponsables preguntamos ahora… ¿? y por ello no queremos permitir que se lancen cortinas de humo, que se concentren en una situación aguda como la de las Comunidades Chocoanas, que claro que si ¡! Necesitan ya,… de la intervención de un Estado que debe saldar su deuda con esa región del país…
Pero insistimos, no es solo de Chocó e de nuevo irresponsablemente no queremos que se plantee como una situación crítica aislada producto solo de una mala utilización de los recursos del departamento (sin desconocer los problemas de malversación de fondos que ya han sido denunciados), el problema es nacional, la ENSIN 2005 muestra cifras dramáticas: 17 de cada 100 niños y niñas de las áreas rurales tienen desnutrición crónica y en las áreas urbanas este problema se presenta en casi 10 de cada 100, ligado a la imposibilidad de la población de consumir alimentos de alto costo.
La deuda es nacional, y es una deuda, que es además todas las instituciones públicas y de la sociedad civil, porque somos culpables todos por no vigilar y controlar lo que se hace con los recursos de la gente, y son culpables las instituciones como representantes del Estado Colombiano, por no ser garantes del derecho a la alimentación de miles de niños colombianos, como denuncia el Informe Complementario al Informe de Gobierno sobre el cumplimento de los derechos del niños enviado a Ginebra en y elaborado por el Observatorio de Infancia de la Universidad Nacional y otros integrantes de la Alianza por la Infancia , en 2005.
Son culpables como se plantea en el informe en mención, por omisión, porque permitieron que el actual Ministerio de la Protección Social , dejara morir el Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Nutricional que por lo menos al desarrollarse regionalmente, debía prender las alarmas en los sitios críticos para evitar las muertes, incidir en las regiones mas afectadas y montar las estrategias que trascendieran de las simples acciones de complementación y apoyo alimentario, tan necesarias , pero inútiles si no hacen parte de cambios estructurales, de ruptura de las inequidades, de combate a la pobreza que son la verdaderas determinantes de que hoy lamentemos la muerte de los niños Chocoanos.
Los Municipios y Departamentos no dan abasto, sus programas de compensación nunca serán suficientes y por eso se recurre a la estrategia de “focalización” que lo único que hace es “calificar la pobreza” entre pobres, más pobres, muy pobres y miserables y poder así repartir lo insuficiente entre los que se pueden atender.
Se nos exige hoy a todos, y en eso toda la sociedad Colombiana es corresponsable, que esto no solo, no se repita, sino que no se sigan repitiendo los miles de niños que se enferman de enfermedades infecciosas a causa de la desnutrición, que no se sigan repitiendo los miles de niños que no pasan de un grado escolar al otro por falta de una buena nutrición, los niños y niñas desplazados de este país que no se mueren de milagro y las miles de niños que sufren del hambre, esa que no mata hoy, sino que deteriora para toda la vida lentamente, esa denominada hambre oculta, la de las carencias de micro- nutrientes, tan grave como la otra, esa… que para solo mencionar una de sus expresiones como es la anemia en este país afecta, como muestra la ENSIN 2005 vergonzosamente, mas del 48% de los niños y niñas de este país …
Que más alertas se requieren??… El OBSAN ..propone no mas datos, estamos sobre- diagnosticados y de nuevo como irresponsablemente dijimos en el escenario de la Universidad ante 1500 participantes de la Cátedra Manuel Ancizar , no más de lo mismo, hace 25 años este país no tenía tanta información sobre sus problemas nutricionales, información que aunque está mediada por los promedios y no deja ver los problemas mas agudos, de por si muestra ya graves problemáticas no atendidas, y documenta la deuda pendiente con la Seguridad Alimentaria y Nutricional del país.
Son urgentes las acciones de combate a desnutrición que deben construirse sobre ejes estructurales como el combate a la pobreza y las inequidades, el mejoramiento de las condiciones de vida. La superación de sus problemáticas estructurales, con el concurso de todas las instituciones responsables en el país, es una necesidad que esperemos no se resuelva con Planes Contingentes, localizados, como se está haciendo con el Chocó, sino con acciones articuladas en una verdadera cruzada nacional que por fin defina derroteros para LOGRAR EL DERECHO A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL DE TODA LA POBLACION, no solo la superación de la emergencia chocoana…!!!
En los últimos días, los medios de comunicación han dado un gran despliegue a la muerte de doce niños y tres adultos en las poblaciones de Domingodó y Carmen del Darién en el departamento del Chocó. Desde el presidente, pasando por la iglesia, empresarios y politiqueros, se mostraron “indignados” ante este hecho tan estremecedor y "fuera de lo común".
Las declaraciones al respecto no se hicieron esperar, ¡Es culpa del gobierno!, ¡es culpa de algunos corruptos!, ¡es culpa de los padres irresponsables!, etc., etc., etc. Algunos comentarios han llegado al extremo del descaro, como los hechos tanto por Julio Ibargüena, gobernador del Chocó, como por Diego Palacio, ministro de Despro… perdón, de Protección Social.
Ibargüeña, reconoció que efectivamente se han producido muertes de niños por desnutrición, sobre todo en las comunidades indígenas, pero lo calificó como un problema de cultura ancestral y no de malversación de fondos. Palacio, afirmó que “la situación es difícil porque se han registrado 139 casos de diarrea de enero a marzo, pero las muertes no obedecen estrictamente al hambre sino a cierto grado de desnutrición”, y a “problemas gastrointestinales, específicamente gastroenteritis”.
Del primer comentario no hay mucho que decir, pues se cae por su propia estupidez, ¿Cuántos siglos vivieron los indígenas en esta región, sin que su "cultura ancestral" exterminara a sus niños?
De las afirmaciones de Diego Palacio, sí se puede y se debe decir algo más, ya que éstas podrían despistar a algunos incautos. Empecemos por decir que efectivamente en el Chocó, se presentan altos índices de gastroenteritis y sí, la diarrea es su principal síntoma, aunque esta enfermedad no sólo se ve en niños, también es común entre adultos y ancianos; pero, ¿Qué es la gastroenteritis? La gastroenteritis es una infección bacteriana que afecta los intestinos, produciendo dolor abdominal severo, náuseas, vómitos y diarrea (acuosa, o con pus, sangre o moco). Además puede presentar fiebre, la gravedad depende de la pérdida masiva de agua. Esta enfermedad, es la causa principal de otras de mayor gravedad como Marasmo y kwashiorkor. Marasmo es la misma enfermedad que sufren millones de niños en el África, y cuya imagen es tan representativa en países como Etiopia y Somalia. Sí, es la misma enfermedad en la que a los niños se les ven los ojos brotados, el abdomen inflamado, donde su caja torácica es sumamente notoria y el crecimiento es completamente deficiente. Kwashiorkor, tiene el mismo origen y es producto de brindarle a los niños, dadas las condiciones de extrema pobreza, una dieta a base exclusivamente de féculas (papa, yuca, maíz, plátano) y muy baja en proteínas.
Estas enfermedades tienen graves consecuencias, pues la carencia de proteínas impide el crecimiento y aumenta considerablemente el riesgo de infecciones. A la vez que provoca retraso tanto físico como mental. Aunque la nutrición mejore con posterioridad y el niño sobreviva, esas deficiencias en el desarrollo nunca podrán ser superadas.
Teniendo claro, lo que son y la gravedad de estas enfermedades, podemos entrar a desmentir las palabras del Estado, en voz de Diego Palacio: “…las muertes no obedecen estrictamente al hambre sino a cierto grado de desnutrición”, y a “problemas gastrointestinales, específicamente gastroenteritis”, pues bien, aclarando que la gastroenteritis es una infección, provocada por comer alimentos en descomposición, aguas impotables y hasta tierra, es absurdo decir que el problema no es de hambre, pues una persona con unas buenas posibilidades nutricionales, ¡no pondría a sus hijos a comer basura!
Ahora bien, analizando la situación objetiva que soportan las masas colombianas, podemos ver que el problema que se vive en Chocó es tan sólo la punta de un inmenso iceberg de explotación, opresión, hambre y miseria, no sólo para los chocoanos sino para todo el pueblo.
Un claro ejemplo de esto es la famosa sopa de periódico que deben comer muchas familias bogotanas, o los millones de niños que día a día recorren las calles de las principales ciudades, rebuscándose un poco de alimento entre las bolsas de basura, o las decenas de niños que mes a mes mueren en el país, por la misma causa que el gobierno y los medios de comunicación burgueses ocultan bajo el manto de “muerte natural” y de la que ahora hacen tanto escándalo.
Allí están los casos de madres llegando al extremo de asesinar a sus hijos para no verlos sufrir más de hambre, allí está el caso de la mujer que la semana pasada trato de lanzarse del puente de la Av. 68 con Calle 63 en Bogotá, agobiada por no tener con que sostener a sus cinco hijos.
Pero ¿Por qué pasa todo esto en un país donde las ganancias de los capitalistas en el 2006 superaron el record alcanzado a mediados de los años setenta? ¿Por qué pasa esto en un país donde el Estado asegura haber bajado los índices de pobreza un 11% y de desempleo en un 12,5%? Porque para este Estado vender dulces en los buses es "tener trabajo", ejercer la prostitución es "tener trabajo"; pasar de ganarse $5000 diarios a ganarse $6000 es disminuir la pobreza y... esto ¿Por qué? Porque vivimos bajo un Estado burgués. Porque estamos en una sociedad donde impera la ley de la ganancia y donde a pesar de que las masas sostengan esta sociedad con sus manos, generando las grandes ganancias que los parásitos burgueses disfrutan, están condenadas a la miseria, a ser desechadas como basura mientras subsista el capitalismo.
Y porque ahora, con el régimen de Uribe a la cabeza, los niveles de opresión y explotación han alcanzado unos niveles insoportables para las masas. Pues mientras burgueses, terratenientes e imperialistas se jactan de sus multimillonarias ganancias, las masas trabajadoras se mueren literalmente de hambre; porque mientras asesinan, destierran y roban tierras a campesinos condenándolos a la indigencia, aumentan enormemente las hectáreas de tierras en sus manos; porque mientras en el Chocó se mueren los niños de hambre, las tierras de esta región son convertidas en enormes cultivos de palma africana en manos del presidente y sus amigos; porque mientras las anteriormente ricas y productivas tierras chocoanas son erosionadas al cultivar desmedidamente la palma de la muerte, los niños de esta región son condenados a sufrir de marasmo por no tener que comer, o a sufrir de Kwashiorkor al ser obligados a comer exclusivamente plátano, pues es lo único cultivable al lado de la palma africana.
En definitiva, estas muertes que hipócritamente lamentan el Estado y los medios de comunicación, estas muertes que han servido para que los representantes de los ricachones desde el presidente, pasando por la iglesia, empresarios y politiqueros, se desgarren las vestiduras aparentando un falso humanismo, son sólo una muestra de lo que este sistema tiene para ofrecerle a las masas populares. ¡Una razón más de por que debemos destruirlo!
En los últimos días, los medios de comunicación han dado un gran despliegue a la muerte de doce niños y tres adultos en las poblaciones de Domingodó y Carmen del Darién en el departamento del Chocó. Desde el presidente, pasando por la iglesia, empresarios y politiqueros, se mostraron “indignados” ante este hecho tan estremecedor y "fuera de lo común".
Las declaraciones al respecto no se hicieron esperar, ¡Es culpa del gobierno!, ¡es culpa de algunos corruptos!, ¡es culpa de los padres irresponsables!, etc., etc., etc. Algunos comentarios han llegado al extremo del descaro, como los hechos tanto por Julio Ibargüena, gobernador del Chocó, como por Diego Palacio, ministro de Despro… perdón, de Protección Social.
Ibargüeña, reconoció que efectivamente se han producido muertes de niños por desnutrición, sobre todo en las comunidades indígenas, pero lo calificó como un problema de cultura ancestral y no de malversación de fondos. Palacio, afirmó que “la situación es difícil porque se han registrado 139 casos de diarrea de enero a marzo, pero las muertes no obedecen estrictamente al hambre sino a cierto grado de desnutrición”, y a “problemas gastrointestinales, específicamente gastroenteritis”.
Del primer comentario no hay mucho que decir, pues se cae por su propia estupidez, ¿Cuántos siglos vivieron los indígenas en esta región, sin que su "cultura ancestral" exterminara a sus niños?
De las afirmaciones de Diego Palacio, sí se puede y se debe decir algo más, ya que éstas podrían despistar a algunos incautos. Empecemos por decir que efectivamente en el Chocó, se presentan altos índices de gastroenteritis y sí, la diarrea es su principal síntoma, aunque esta enfermedad no sólo se ve en niños, también es común entre adultos y ancianos; pero, ¿Qué es la gastroenteritis? La gastroenteritis es una infección bacteriana que afecta los intestinos, produciendo dolor abdominal severo, náuseas, vómitos y diarrea (acuosa, o con pus, sangre o moco). Además puede presentar fiebre, la gravedad depende de la pérdida masiva de agua. Esta enfermedad, es la causa principal de otras de mayor gravedad como Marasmo y kwashiorkor. Marasmo es la misma enfermedad que sufren millones de niños en el África, y cuya imagen es tan representativa en países como Etiopia y Somalia. Sí, es la misma enfermedad en la que a los niños se les ven los ojos brotados, el abdomen inflamado, donde su caja torácica es sumamente notoria y el crecimiento es completamente deficiente. Kwashiorkor, tiene el mismo origen y es producto de brindarle a los niños, dadas las condiciones de extrema pobreza, una dieta a base exclusivamente de féculas (papa, yuca, maíz, plátano) y muy baja en proteínas.
Estas enfermedades tienen graves consecuencias, pues la carencia de proteínas impide el crecimiento y aumenta considerablemente el riesgo de infecciones. A la vez que provoca retraso tanto físico como mental. Aunque la nutrición mejore con posterioridad y el niño sobreviva, esas deficiencias en el desarrollo nunca podrán ser superadas.
Teniendo claro, lo que son y la gravedad de estas enfermedades, podemos entrar a desmentir las palabras del Estado, en voz de Diego Palacio: “…las muertes no obedecen estrictamente al hambre sino a cierto grado de desnutrición”, y a “problemas gastrointestinales, específicamente gastroenteritis”, pues bien, aclarando que la gastroenteritis es una infección, provocada por comer alimentos en descomposición, aguas impotables y hasta tierra, es absurdo decir que el problema no es de hambre, pues una persona con unas buenas posibilidades nutricionales, ¡no pondría a sus hijos a comer basura!
Ahora bien, analizando la situación objetiva que soportan las masas colombianas, podemos ver que el problema que se vive en Chocó es tan sólo la punta de un inmenso iceberg de explotación, opresión, hambre y miseria, no sólo para los chocoanos sino para todo el pueblo.
Un claro ejemplo de esto es la famosa sopa de periódico que deben comer muchas familias bogotanas, o los millones de niños que día a día recorren las calles de las principales ciudades, rebuscándose un poco de alimento entre las bolsas de basura, o las decenas de niños que mes a mes mueren en el país, por la misma causa que el gobierno y los medios de comunicación burgueses ocultan bajo el manto de “muerte natural” y de la que ahora hacen tanto escándalo.
Allí están los casos de madres llegando al extremo de asesinar a sus hijos para no verlos sufrir más de hambre, allí está el caso de la mujer que la semana pasada trato de lanzarse del puente de la Av. 68 con Calle 63 en Bogotá, agobiada por no tener con que sostener a sus cinco hijos.
Pero ¿Por qué pasa todo esto en un país donde las ganancias de los capitalistas en el 2006 superaron el record alcanzado a mediados de los años setenta? ¿Por qué pasa esto en un país donde el Estado asegura haber bajado los índices de pobreza un 11% y de desempleo en un 12,5%? Porque para este Estado vender dulces en los buses es "tener trabajo", ejercer la prostitución es "tener trabajo"; pasar de ganarse $5000 diarios a ganarse $6000 es disminuir la pobreza y... esto ¿Por qué? Porque vivimos bajo un Estado burgués. Porque estamos en una sociedad donde impera la ley de la ganancia y donde a pesar de que las masas sostengan esta sociedad con sus manos, generando las grandes ganancias que los parásitos burgueses disfrutan, están condenadas a la miseria, a ser desechadas como basura mientras subsista el capitalismo.
Y porque ahora, con el régimen de Uribe a la cabeza, los niveles de opresión y explotación han alcanzado unos niveles insoportables para las masas. Pues mientras burgueses, terratenientes e imperialistas se jactan de sus multimillonarias ganancias, las masas trabajadoras se mueren literalmente de hambre; porque mientras asesinan, destierran y roban tierras a campesinos condenándolos a la indigencia, aumentan enormemente las hectáreas de tierras en sus manos; porque mientras en el Chocó se mueren los niños de hambre, las tierras de esta región son convertidas en enormes cultivos de palma africana en manos del presidente y sus amigos; porque mientras las anteriormente ricas y productivas tierras chocoanas son erosionadas al cultivar desmedidamente la palma de la muerte, los niños de esta región son condenados a sufrir de marasmo por no tener que comer, o a sufrir de Kwashiorkor al ser obligados a comer exclusivamente plátano, pues es lo único cultivable al lado de la palma africana.
En definitiva, estas muertes que hipócritamente lamentan el Estado y los medios de comunicación, estas muertes que han servido para que los representantes de los ricachones desde el presidente, pasando por la iglesia, empresarios y politiqueros, se desgarren las vestiduras aparentando un falso humanismo, son sólo una muestra de lo que este sistema tiene para ofrecerle a las masas populares. ¡Una razón más de por que debemos destruirlo!
Política
La tragedia en Chocó: ¿Sólo un problema de corrupción?
El escándalo alrededor de la muerte de varios niños por desnutrición en el Chocó, nos obliga a replantearnos el lugar que ocupa este departamento en la nación.
Autora: Silvia Otero Bahamón, Investigadora del Cinep | |
| | El escándalo alrededor de la muerte de varios niños por desnutrición en el Chocó, nos obliga a replantearnos el lugar que ocupa este departamento en la nación.
Recuento del escándalo Hace poco más de un mes, el país se estremeció ante la muerte de 17 niños por desnutrición en el Chocó. La tragedia prendió las alarmas y volcó la atención nacional sobre ese departamento por un par de semanas: los medios hicieron amplios cubrimientos y debates; el Gobierno nacional decidió intervenir la secretaría de salud del departamento; la Procuraduría y la Fiscalía reabrieron procesos contra mandatarios y políticos locales; y el Presidente se desplazó a la región, hizo consejos comunales y nombró a Juan Guillermo Ángel como gerente presidencial para el departamento. Tal y como sucedió el mes pasado, de tanto en tanto recibimos de Chocó noticias sobre las precarias condiciones de vida de sus habitantes. Y digo “recibir noticias” porque en el imaginario de muchos colombianos, Chocó existe como un lugar distante y separado, de donde de vez en cuando nos llegan noticias, pero que verdaderamente no hace parte constitutiva del conjunto nacional.
Así, en septiembre de 2006, el país supo que la gobernación cerró las oficinas por la crítica situación financiera del departamento[1]. En octubre, un informe de la Defensoría del Pueblo llamó la atención sobre la vulneración de derechos humanos por la siembra de palma en territorios colectivos[2]. En febrero, la sequía dejó sin agua a todo el departamento y puso al desnudo la inexistencia de un sistema de acueductos[3]. Sin embargo, a diferencia de estos anteriores pequeños escándalos, fue en esta oportunidad, por cuenta de la dramática muerte de un grupo de niños por inanición, que el problema del aislamiento, el marginamiento y la pobreza de Chocó se hizo visible con crudeza. Ante esta tragedia, fue imposible mantener la actitud, desdeñosa pero complaciente, que generalmente se tiene ante la realidad chocoana.
A medida que transcurrió el tiempo, el país se hizo una única pregunta: ¿Qué pasa con el dinero que el gobierno destina para la salud y los servicios públicos? Todo el mundo quedó sorprendido cuando el ministro de la Protección Social y los funcionarios de Planeación Nacional dijeron que Chocó es el departamento que más recursos recibe para salud y saneamiento básico. Dijeron que cada chocoano recibe el doble de dinero por transferencias y presupuesto nacional que cada bogotano. Y entonces, ¿qué pasó con esa plata? ¿Por qué en Chocó no hay acueductos, ni alcantarillado, ni hospitales, ni caminos? Los días pasaron y los dedos acusadores encontraron a un solo culpable: la corrupta clase política del Chocó. El escándalo de la bienestarina[4], que no alimenta niños sino que alimenta cerdos, fue la gota que rebosó la copa. La nación colombiana se retorció de indignación.
En medio de toda la discusión que se generó al respecto, la opinión pública concluyó que el problema del subdesarrollo del Chocó se debe al robo descarnado de los recursos públicos. La clase política chocoana ha dilapidado tanto dinero y se ha apropiado de tantos recursos que ha impedido el desarrollo de la región. En el desarrollo del debate el Estado central se lavó las manos diciendo que había cumplido con girar los recursos de las transferencias, porque en Colombia, los servicios públicos, la salud y la educación son competencia de las entidades descentralizadas. Éstas, en manos de los corruptos políticos chocoanos, no han hecho la otra mitad de la tarea. Y por eso, en medio de todo, los ciudadanos chocoanos también son culpables de su atraso, porque han reconfirmado, elección tras elección, la permanencia de la clase política corrupta al poder. En definitiva, el escándalo encontró un gran culpable: los políticos; un gran cómplice: los ciudadanos chocoanos; y un gran absuelto: el estado central y el gobierno nacional.
¿Diagnóstico simplista? Sin embargo, esta conclusión que dejó al país tranquilo es simplista y engañosa. Si bien es claro que el despilfarro de los dineros públicos es condenable e indeseable, achacar toda la responsabilidad a los malos hábitos de unas personas no deja ver el trasfondo del problema. En Chocó no llevan un año robándose la plata, ni un mes muriéndose los niños. Más bien, la conclusión que debió haber dejado el debate del mes pasado es que de Chocó no sabemos nada. Y lo grave es que este desconocimiento revela la permanente comodidad y complacencia de la Nación ante el marginamiento de esa región. Si verdaderamente la precariedad chocoana fuese una preocupación nacional, existirían al menos vías que la comunicaran con otras regiones, y opciones económicas que sí fueran una alternativa para la población local. Por esto el diagnóstico que señala la corrupción como el culpable es tramposo. En vez de eso, lo que la marcada corrupción sí revela, es la existencia de muy pocos canales de ascenso socioeconómico, de prestigio y de movilidad social en el Chocó. El acceso al Estado es casi la única fuente de riqueza y prestigio, y la apropiación privada de dineros públicos, es, por supuesto, una característica casi generalizada de las sociedades en las que no existen dichos canales. Muestra de ello es que en Quibdo sólo existe un barrio estrato seis, y le dicen el barrio público: todos los que allí viven trabajan o han trabajado para el Estado. Esta reflexión no exculpa a los políticos locales, pero sí permite entender mejor el problema. Pues en Chocó, las actividades económicas, comerciales e industriales son casi inexistentes, e incluso las formas que ha tomado el desarrollo económico en ese departamento se han aprovechado de su marginalidad. El mejor ejemplo de lo anterior lo dan los cultivos de palma que allí se han establecido: de las 106,000 hectáreas destinadas para los cultivos, se detectó que 25,000 fueron obtenidas por títulos ilegítimos[5]. Con esta información hagamos un ejercicio: ¿Podríamos imaginar que en el corazón de Tolima se puede desplazar a cientos y expropiar a miles de su tierra para establecer unos cultivos de arroz?, ¿o de café en el corazón de Caldas? ¿Podríamos imaginar que hoy en día esto puede suceder en esos departamentos? La respuesta sería un no. ¿Entonces por qué sí ocurre en Chocó? Los títulos colectivos de esas tierras la hacen parecer una tierra de nadie, y no parece tan grave marginar un poco más a una población que ya está bien fuera del margen. Entonces, las alternativas de desarrollo económico que surjan gracias a dichas irregularidades no son beneficiosas para la población. ¿Y qué se ha hecho al respecto?
La cenicienta del país En el año 2003, el Departamento de Planeación Nacional hizo algunas mediciones sobre el Índice de Condiciones de Vida, el cual mide los niveles de educación y de infraestructura y las características de las viviendas. Según esta medición, desde 1997 el país creció 3 puntos. Pero al mirar el desagregado nacional, la región pacífica no había avanzado a la par de la nación y ni siquiera se había mantenido en los mismos niveles. En ese periodo de tiempo, la región pacífica retrocedió 14 puntos, siendo la “perdedora neta” de la evolución nacional[6]. El Chocó, que pertenece a esa región, no se siente interpelado con los éxitos económicos y de calidad de vida de los que el país se enorgullece tanto. Claramente, cuando se dice que Colombia crece y mejora, se hace referencia a un país en el que Chocó no encaja, desentona. Y mientras los chocoanos dicen estar cansados de ser tratados como “ciudadanos de tercera categoría”[7] y de que su departamento sea pensado como “la cenicienta del país”, a la nación le basta con señalar con dedos acusadores a una minúscula clase política que es corrupta. El gran ausente del debate del mes pasado fue el replanteamiento de esas condiciones estructurales que perpetúan la marginalidad de la región. Y en tanto eso no ocurra, la pobreza, precariedad y corrupción chocoanas persistirán, y la gente se seguirá muriendo de enfermedades que en casi todo el mundo ya han sido erradicadas. A todos nos corresponde empezar a imaginarnos un Chocó distinto; uno de donde nos llegue más que tristes noticias.
Una mirada al problema. El escándalo que supuestamente denunció el Presidente Alvaro Uribe relacionado con la grave crisis de desnutrición que afrontan las comunidades indígenas y afros desterradas de sus territorios culturales, que ha venido provocando la muerte de muchos niños desde hace varios años, no es otra cosa que una movida publicitaria de los genios del Gobierno Nacional para distraer la atención del país frente al verdadero escándalo de la parapolítica, y para enviar un mensaje al país y a los congresistas del Black Cacus de los EEUU, haciendo creer que los únicos responsables de la pobreza, la marginalización y la exclusión racial que se vive en el Chocó son los propios políticos chocoanos. La estrategia publicitaria es perversa y nos muestra al Presidente Uribe como el Robin Hood contra la corrupción de sus políticos en el Chocó. Quisiéramos haber escuchado hablar al Gobierno de un Plan Especial de Desarrollo y Acción contra la pobreza para el Chocó, con proyectos y presupuestos concretos. Las toneladas de arroz y bienestarina y el avión-hospital solo son distractores frente a la situación histórica de abandono e irresponsabilidad con que todos los gobiernos han tratado al pueblo chocoano. CIMARRON considera un acto racista el show montado por el Gobierno utilizando la pobreza histórica del pueblo chocoano, acrecentada por la violencia y los destierros permanentes. Juan de Dios Mosquera, Movimiento Nacional por los Derechos Humanos de las Comunidades Afrocolombianas, Cimarrón.
[1] El Nuevo Siglo. 12-09-06, pp. 9 [2] El Espectador, 09-10-06, pp. 5A [3] El Colombiano, 15-02-07, pp. 8A [4] El 4 de abril fueron incautados 255 kilos de bienestarina en una finca de Quibdó, lista para alimentar a los cerdos del lugar. [5] Esto confirmado por el Ministerio de Agricultura. El Espectador, 09-10-06, pp.5A [6] “Los municipios colombianos hacia los objetivos del milenio”. www.dnp.gov.co [7] El Colombiano 15-02-07, pp. 8A
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